Todos lo hacen
sin distinción de edad ni de clases.
Muchos y muchas
no quieren admitirlo
ni hablar de ello.
Llegó la era del viento
de la confesión.
Habrá que dar un paso al frente
ante el juzgado.
No es un delito,
darse placer.
No es un crimen,
masturbarse.
Buscar la sinceridad adentro de uno mismo
aunque el mundo siga siendo
demasiado pelotudo
como para comprenderlo,
es sin dudas,
una virtud.
Tabay - Venezuela |
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