Aprendí a leer gracias a un pelotazo en la cara


Aprendí a compartir gracias a una patada en las bolas

Aprendí a caminar gracias a una cachetada bien puesta.


Los viejos dicen que aprendemos a los golpes,

y los jóvenes afirman que al tener memoria de nuestra vida pasada,

lloramos al nacer.

Somos esa naturaleza violenta de múltiples colores
que responde inconscientemente a un orden mayor.

A nada le damos sentido
salvo a nuestras emociones.

Una cachetada en la infancia,
la vamos a llevar puesta toda la vida.

Exigimos amor
brindamos en cómodas cuotas perdón
y escodemos el anillo de oro
en los bolsillos.

Tenemos un espíritu salvaje
invisible a los ojos de la razón.

Explotamos de vida
mientras jugamos a la escondidas
con la muerte.

Le declaramos la guerra a todas las especies
y nos autoproclamamos seres pacíficos.

Aquello que el humano considera una catástrofe
es para el universo
equilibrio