A mi me gustaría saber que esta pasando Marta. Las últimas veces que fui a tu casa vi un helicóptero estacionado en el techo, y un submarino haciendo rondas en la pelopincho del patio. Cada vez que voy al baño, me encuentro a esa extraña pareja de monjes tibetanos teniendo relaciones sexuales en la bañera. También me gustaría saber porque hay media docena de militares armados jugando sin descanso a la playstation en el living. Y no quiero parecer entrometido, ni juzgar a tus nuevos amigos, pero desde que hay tanta gente viciosa jugando al poker en el dormitorio, no duermo ni descanso un carajo. Esto así, a mí, no me funciona, y me hace pensar que, quizás Marta, estes metida en algo raro. 


O tal vez sea yo, quién no soporte los pequeños cambios.

 


Que la sangre sea el uniforme de nuestra especie 

que bailemos tango desnudos sobre una telaraña de seda 

que el amanecer sea televisado y tenga subtitulos en español

que las farmacias vendan placebos para aumentar la consciencia
y sanar las heridas del alma

que los empresarios laven dinero
únicamente en lavarropas automaticos

que todo el oro de las vidrieras regrese a las montañas sagradas

que una enorme paloma de bronce y una rata de plata
sean colocadas en la cima del obelisco

que ningún niño tenga hambre ni sed

que haya menos religiones y más amor propio

que el jabón del entendimiento lave las manchas de tristeza

que los semáforos de la esperanza nunca queden en rojo

que el espíritu sea quién naufrague por el cosmos sin amarres

que este permitido pisar el cesped y prohibida la megaminería

que la proxima cuarentena sea menos asesina que el propio virus

que se hagan juguetes con el hierro de las jaulas y de las armas

que se celebre cada acto de amor en los periódicos

que la humanidad deje de habitar en cajas de zapatillas revocadas

que la tierra sea accesible para todos

que todo el mundo escuche el llanto del agua

que aprendamos a respirar afuera de la pecera

que nademos en la profundo de la inconciencia
con la habilidad desarrollada de un pequeño pez



Resucitar a Michael Jackson

comprar una caja de preservativos usados

jugar a la rayuela con los ancianos de la esquina

estudiar detenidamente el vuelo de las moscas

viajar alrededor del mundo disfrazado de cura

derrocar el salario de un rey

falsificar dinero con forma de papel higiénico

vivir en cámara lenta los momentos más felices

observar a las hormigas mientras duermen la siesta

permitir que el mar ingrese por la ventana y moje las sábanas

talar un rascacielos

estornudar algún trauma del pasado

conocer en persona al Pato Donald

bendecir a un grupo de soldados 

antes de que vayan al encuentro con el diablo

volver el tiempo atrás, morder la manzana 

y debatir con jehova

avisarles a los extraterrestres 

que si vienen nadie va a llamar a la policía

convertir al agua en vino y a las piedras en chocolate

escribir un poema que valga la pena

hacer del mundo un lugar mejor

o por lo menos mas redondo

y no tan cuadrado


 

Otra canción con sabor a dulce de leche,

otro pensamiento con forma de cuerno de unicornio,

otra sensación a clavo oxidado.


Cuando me voy a dormir, es cuando me despierto.

Cuando te leo, a veces me encuentro.


Otro termmometro con el mercurio en retrógrado.

Otro vínculo partido al medio.

Otra escalera que no llega a ningún lado.


Cuando sale la luna escucha el bravo sordo.

Cuando una mujer es golpeada,

una mariposa muere al otro lado del mundo.

Cuando se corta la luz, se apagan las sonrisas.


Otro lamento boliviano.

Otro club del que me siento expulsado.

Otro capítulo inconcluso de esta serie inacabable.


Si vas a comprar un auto,

asegurate que tenga cuatro ruedas,

las vas a necesitar.


Si vas a vivir,

asegurate de encontrar un proposito,

lo vas a necesitar..


Agite bien fuerte el producto antes de arrojarlo.

Ver la fecha de vencimiento al dorso del libro.

El que ríe último, se degrada mejor.


De qué tengo que hablar?

De mis cotidianos dramas emocionales,

de los incendios intencionados para comercializar la tierra,

de la crisis económica que genera la infinita cuarentena

y que deja a más de uno friendo trapos de piso para comer?


De que tengo que hablar?

de mis ideas poeticamente incorrectas

de las pibas que gritan ni una menos y cada día muere una más

de los campos de concentración para cerdos made in China,

de los humedales arrasados en Santa Fe,


de que tengo que hablar?

de lo inutil que me resultan la mitad de los posteos de las redes sociales,

de las mentiras que reproducen los miedos de comunicacion más iva,

de eso tengo que hablar?

Es eso lo que quieren escuchar?

De que me sirve dar lo que ahora no quiero recibir?

Por que buscamos consuelo en otro cuerpo,

por que buscamos refugio en las palabras que otro pronuncia?

Para poder escucharnos a través de otros labios?

Para escuchar lo que no podemos decir?

Para experimentar ese amor liviano de cuento de hadas?

Para no sentir el manotazo de la fría soledad en la nuca

mientras la lluvia nos toma por sorpresa?

De qué tengo que hablar para sentirme escuchado,

si los gustos y las opiniones son proporcionales

a la cantidad de huellas dactilares que hay en el mundo?

Será la necesidad de sentirme arraigado a la tierra

una vez que ya fui arrancado de raíz?

Será el oculto deseo de ser masivamente observado en la intimidad

mientras me hago esta frenética paja mental?

Serán las ganas de incendiar mi ropa para ir a un velorio desnudo?

De que tengo que hablar y con cuanta frecuencia tengo hacerlo

para no sentir que me estoy muriendo?


Irse al carajo es fácil

lo complicado siempre fue regresar



Debería aprender a

respirar profundo

mantener el equilibrio

y relajar las tetas.

Reírme de chistes sin gracia

Apoyar a artistas que no conoce nadie

Prestar los juguetes si algún día vuelvo a ser un niño

Pintar paredes de cualquier color menos gris

Cerrarle la bragueta a la mente de vez en cuando

Organizar más orgías interbarriales

No lastimar las encías de la gente cuando escarbo sus dientes

y pasear con un perro de la calle

hasta donde él decida ir.


Ahora que tengo las respuestas

me olvide todas las preguntas

Ahora que encontre las llaves

no sé donde están las puertas que debería abrir

Cierro los ojos

Observo el cielo

Sé que el arcoiris tiene más de cuatro colores

Cierro los ojos

Pasa la tormenta

Entierro mis problemas para que mañana brote una solución

Cierro los ojos

Observo el espejo partido

Sé que salir del calvario depende de mí.





Vivo entre aserrín y arcilla

entre reservorios de agua de lluvia

entre árboles nativos y vecinos foráneos

vivo entre hippies, locxs, punks y paisanos

vivo en una toma 

vivo adentro de una reserva forestal

vivo con mis hijos y mi compañera

vivo, respirando anarquía.

Porque hay asamblea.

Porque desde que conocí la historia de mis ancestros

no pude creer que la tierra se compre o se venda.

Sangre terrateniente, nativa y campesina,

corren de la mano por mis venas.

Y yo elegí hacer justicia.

Y yo elegí reclamar mis derechos

a un ambiente digno, a poder hacer una vivienda.

elijo el baño seco, la huerta, plantar frutales, ducharme en el río,

y caminar al margen del estudio jurídico

a la orilla de la frontera

pensar en que es más dulce equivocarme a mi manera

a que mis sueños sean interrumpidos por un despertador.

Y al igual que una persona salida del closet

yo no elijo mi condición

sencillamente soy noble a mi sentir

y eso me brinda orgullo

quizás porque tengo grabado en la memoria el ruido estremecedor

que produjo la caída de cada imperio.



El olor a vomito de la megaminería

y el desmonte violento para cultivar la maldita soja,

entre tantos ejemplos que me llevaron a tomar la decisión

de tomar un terreno

y dejar de subsistir

destruyendo





Hablar


¿De qué tengo que hablar?

¿De mis cotidianos dramas emocionales,

de los incendios intencionados para comercializar la tierra,

de la crisis económica que genera la infinita cuarentena

y que deja a más de uno friendo trapos de piso para comer?




¿De que tengo que hablar?

de mis ideas poeticamente incorrectas

de las pibas que gritan ni una menos y cada día muere una más

de los campos de concentración para cerdos made in China,

de los humedales arrasados en Santa Fe?




¿De que tengo que hablar?

de lo inútil que me resultan la mitad de los posteos de las redes sociales,

de las mentiras que reproducen los miedos de comunicación más iva,

de eso tengo que hablar?




¿Es es lo que quieren escuchar?

¿De que me sirve dar lo que ahora no quiero recibir?

¿Por que buscamos consuelo en otro cuerpo?

¿por que buscamos refugio en las palabras que otro pronuncia?

¿Para poder escucharnos a través de otros labios?

¿Para escuchar lo que no podemos decir?

¿Para experimentar ese amor liviano de cuento de hadas?

¿Para no sentir el manotazo de la fría soledad en la nuca

mientras la lluvia nos toma por sorpresa?




¿De qué tengo que hablar para sentirme escuchado,

si los gustos y las opiniones son proporcionales

a la cantidad de huellas dactilares que hay en el mundo

¿Será la necesidad de sentirme arraigado a la tierra

una vez que ya fui arrancado de raíz?

¿Será el oculto deseo de ser masivamente observado en la intimidad

mientras me hago esta frenetica paja mental?

¿Serán las ganas de incendiar mi ropa para ir a un velorio desnudo?




¿De que tengo que hablar y con cuanta frecuencia tengo hacerlo

para no sentir que me estoy muriendo?