Falsos Positivos

  

  En Colombia según asegura la Fiscalía, alrededor de 1800 jóvenes fueron engañados, disfrazados de guerrilleros y asesinados por militares para obtener beneficios económicos y aumentar artificialmente el número de bajas rebeldes en combate. Estos civiles asesinados se los conoce hoy en día como Falsos Positivos. Según datos extraoficiales el número puede llegar a ascender hasta a 3.500,o incluso 4000 víctimas. Estos casos tuvieron auge entre 2002 y 2008. O sea, es historia reciente.
      A partir del año 2005, el Ministerio de Defensa, se ofrecía a pagar 3.800.000 pesos colombianos, o sea unos 1.900 dólares por cada guerrillero o paramilitar muerto, lo que colocó un incentivo para asesinar indiscriminadamente. Ésta fué la conocida lucha contra el narcotráfico. El ex presidente Alvaro Uribe y los dos ministros de defensa, al igual, que generales, coroneles y demás cargos inferiores del ejéctio están implicados en tales hechos. Muy pocos coroneles y ningún general han sido castigados hasta la fecha. Uribe por su lado, continúa en la política.

    La fiscalía ha identificado a más de 180 batallones y unidades tácticas que presuntamente cometieron ejecuciones extra judiciales durante ese periodo. Lo más revelador es que los implicados pertenecían a casi todas las brigadas y todas las divisiones que existían en el país para ese momento. En otras palabras, esos datos refutan la teoría de que se trataba de hechos aislados, sino más bien apunta a una operación sistemática que contó con el respaldo de rangos superiores del ejército y del poder político.
    Algunos soldados que denunciaron a sus superiores, como el caso de Nixon de Jesús Cárcamo, después de confesar su rol en "falsos positivos" fueron asesinados. Prohibido hablar en voz alta, prohibido "sapear" a los responsables.

    Ingresé a Colombia en el año 2013 cuando esta situación estaba desapareciendo, o lo había hecho casi por completo. Poca información manejaba hasta ese momento de los peligros en que podía incurrir mi vida, por ser un simple caminante. Iría a ingresar por la frontera fluvial de Turbaco - San Lorenzo, pero los índices de homicidios y desapariciones en dicha ciudad colombiana eran de los más altos de todo el país, a raíz de un homicidio cada dos días, entonces ascendí la Cordillera de los Andes para ingresar por Tulcán - Ipiales, en la zona de sierras y mayor flujo de migrantes. Además no me alcanzaba el dinero para pagar el cruce en barco. De los doce dólares que salía el pasaje tan sólo tenía tres en el bolsillo. 
    Casi a mitad de año, trás convivir en el sur del país con la comunidad indígena Kamsä me llegó la noticia de que el primer viajero que había compartido vivencias con ellos, había sido hallado muerto a la vera de la ruta al poco tiempo que se fue de la comunidad. Su cuerpo, acompañado aún de su fiel mascota un perro callejero, tenía las vestimentas que utilizan los guerrilleros y algunas cartas e información plantadas en sus bolsillos. Claramente era un Falso Positivo.
    Otro día vimos dos helicópteros sobrevolando por la zona de la reserva donde vivíamos, luego de haber explotado una bomba en el reten militar que un mes atrás había atravesado al sur del pueblo. Falleció a raíz del ataque un militar y resultaron otros quince heridos. Según los Kamsa, la guerrilla aún rondaba cerca. 
    Los primeros retenes militares que hallé en el camino me brindaron desconfianza, al ver semejantes trincheras con equipamento para una guerra inmediata. Jóvenes con fusiles hechos por mentes profesionales para asesinar en masa; jóvenes armados con caras aniñadas; vestuario y toldos camuflados; tanquetas, granadas de mano, y botas negras pisando el asfalto donde el paisaje te indica que tu vida puede acabar en breves minutos sin que nadie escuche tus gritos de sofocación y clemencia. En caso de emergencia, qué tan lejos puedía escapar viajando en bicicleta?
    Sin embargo, en la mayoría de los casos fuí tratado con buena cordialidad y en otras ocasiones los militares hasta me llegaron a dar dinero o comida. De todas formas el miedo, sigue flotando en la atmósfera de este país. En los pueblos que anteriormente habían sido "zona caliente", o sea zonas de enfrentamientos de diferentes fuerzas armadas, de secuestros, de asesinatos y demás atrocidades, era común que la gente mire al suelo y no a los ojos, o prefiera hablar de estos asuntos en voz baja o únicamente en privado. 
    En Tolu Viejo conocí una pareja de adultos que tenían dos de sus tres hijos secuentrados por guerrilleros o paramilitares, en el caso que aún estuvieran vivos. En Colosó y toda la región de los montes de María la grieta del dolor también continuaba abierta. Colombia me demostraba que cada gramo de cocaína esta machado con sangre inocente, y que aquello ya no era una realidad lejana. Mis pies surcaban el polvo de historias vivas, de historias recientes. A veces eso me daba escalofríos en la espalda, otras veces me daba fuerza y seguridad,  porque sabía que mi temprana rebeldía respondía a una causa. Buscaba conocer a través de mis propios ojos, una porción aunque sea mínima del mundo donde fui criado. Buscando comprenderme y comprenderlo.
    El poder se concentra en pocas manos. Margina a los pobres desde su nacimiento. Brinda entretenimiento, comodidad,y la promesa de un ascenso a la clase media. Mientras luchan los de abajo entre ellos, la clase alta se queda sentada cobrando los impuestos. Y no es cuestión de imperios, sistemas económicos ni reyes, es la dominación invisible la carta que esta en juego. No debemos dejarnos engañar por burdas mentiras materiales. Nos aislamos progresivamente de nosotros mismos, nos aislamos de la naturaleza de la cual formamos parte, nos aislamos los unos de los otros. Olvidando que somos los elementos de la misma parte, los integrantes de un mismo ecosistema. Seran en este caso la humildad, la empatía y el dar, las virtudes que nos permitiran a futuro la supervivencia.




Las ovejas negras

Montañas de Hualfin


BERT HELLINGER:


    Las llamadas "ovejas negras" de la familia son, en realidad, cazadores natos de caminos de liberación para el árbol genealógico.
    Son los miembros de un árbol que no se adaptan a las normas o tradiciones del sistema familiar, los que desde pequeños buscaban constantemente revolucionar las creencias, yendo en contravía de los caminos marcados por las tradiciones familiares, aquellos criticados, juzgados e incluso rechazados, éstos, llamados a liberar el árbol de historias repetitivas que frustran generaciones enteras.

    Las "ovejas negras", las que no se adaptan, las que gritan rebeldía, cumplen un papel básico dentro de cada sistema familiar, se fijan, atrapan y crean algo nuevo y florecen ramas en el árbol genealógico.
    Gracias a estos miembros, nuestros árboles renuevan sus raíces. Su rebeldía es tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad es nuevo aire, su pasión es fuego que vuelve a encender el corazón de los ancestros.
    Incontables deseos reprimidos, sueños no realizados, talentos frustrados de nuestros antepasados se manifiestan en la rebeldía de esas ovejas negras buscando realizarse. El árbol genealógico, por inercia, querrá seguir manteniendo el curso desinflante y tóxico de su tronco, lo que hace que nuestras ovejas tengan un trabajo difícil y conflictivo.

    Sin embargo, quién traería nuevas flores a nuestro árbol si no fuera por ellas? Quién crearía nuevas ramas? Sin ellas, los sueños no realizados de aquellos que sostienen el árbol generaciones atrás, morirían enterrados bajo sus propias raíces.

    Que nadie te haga dudar, cuida tu "rareza" como la flor más preciosa de tu árbol. 
Eres el sueño de todos tus antepasados.

Las ruinas de los Quilmes

Los castillos - La quebrada de las conchas


VIEJAS LOCAS

Bar de Yurimaguas - Perú


ENERO 
En la pelopincho con los nietos.

FEBRERO 
Festejamos "carnevals", 
asamos carne y bailamos el vals. 
Ocurrencia de los jóvenes vio.

MARZO 
Me dio gripe.

ABRIL 
Conocí a una señora que se llamaba Marta. Se llamaba, 
porque ya falleció. 
Era peluquera.

MAYO 
No me acuerdo nada. 
Cerra la puerta que hace frío nene.

JUNIO
El mismo del mes anterior, 
pero éste era más robusto y alegre.

JULIO 
Julio se llama mi hijo y vive conmigo en Villa Mitre. 
Es divino.

AGOSTO 
Vi un documental acerca de un oso.... o era una canción? 
Pobre oso, la que le tocó vivir, no te imaginas.

SEPTIEMBRE 
Como empezó el invierno me compre una sombrilla.

OCTUBRE 
Cumple años el Toby, que es el perro del vecino. 
De la otra casa, del barrio donde no vivo hace más de 30 años.

NOVIEMBRE 
Seguimos bailando el carnevals. 
Pero no dió para comprar la carne por el tarifazo.
Esta todo carísimo.

DICIEMBRE 
Cambié de dentadura. 
Creo que me la entregan en marzo o abril. 
Tengo que hablar con los del Pami.

Viste como se paso volando el año querido?

Juventud nivel Dios

Una patada de caballo al pecho



Quería ver su silueta,
olfatear sus orejas,
sentirla cerca de mí.

Quería resetear el disco duro,
y borrar los últimos archivos que escribí,

Quería ser el único en conocer su contraseña de wi-fi,
quería quemar todos los virus de mi cabeza,
y mandar a los troyanos de regreso al caballo de madera.
Pero no, la infección ya estaba en proceso de putrefacción.

Alguien había defecado arriba de mi torta de cumpleaños
y se había fumado todas las velas,
dejándome sin deseos, sin aplausos y sin edad.

Alguien devoró las bandejas de papas fritas y chizitos
antes de que lleguen los invitados,
alguien incinero con un pucho las guirnaldas de papel crep,
y pinchó la piñata sin dar aviso.

Me escondí a llorar detrás de las nubes
medio litro de amargura
pero el crepúsculo igual me encontró.

Me atormentaron los huracanes de la paranoia durante la noche,
me atormentaron durante noches de paredes blancas,
del maldito color de la infinidad,
de algo que nunca eyacula,
de algo que no acaba jamás.

Me atormentó una soledad ciega sin perro lazarillo,
una soledad ciega sin bastón,
una soledad con ceguera irreversible
apoyando con firmeza sus manos
sobre el volante de mi vehículo
y no le importó ir en contramano por la autopista,
no le importó atropellar un anciano
o morir a toda velocidad.

Estaba más paranoico que los ratones,
más descorazonado que un militar.
Se me volvían locos los dedos gordos de las manos
y la sangre de mis venas se fermentaba como cerveza artesanal.

Ya no encuentro donde guardar mis pies,
entonces camino descalzo,
arrastrando la hilacha mutilada de mis talones por la vereda.
Ya no tengo rumbo hacia donde avanzar,
y la tristeza que siento
es más fuerte que patada de caballo al pecho.

Algunos hablan por la espalda y se alimentan por la nariz,
en cambio yo inundé el Atlantis con mis lágrimas de sal.
Y en las fosas submarinas quedó la civilización de mi pasado
oxidada y carcomida por la aspereza de la melancolía.
Abajo los continentes, !que viva la guerra nuclear!

¿Quién va a trazar con caricias el planisferio sobre tu piel esta noche?
¿Quién va a enredarte un rollo de alambre de alpaca entre tus piernas hoy?
¿Quién va a llenarte el vacío existencial con una botella de vino tinto
para que te dé sueño y no pienses más?

No seré yo, porque estoy acá,
sentado sobre la sombra de mi oscuridad,
sosteniendo con ambas manos un puñal
dispuesto a matar al martirio
de la llaga que acrecienta mi parálisis cerebral.

Serías tan amable de pegarme un tiro en la sién?

Veo la sombra,
veo la sombra de su pija, gruesa y venosa
en la pared del cuarto donde dormís con él.

Y a mí se me parte en millones de moléculas el corazón
por las imágenes pornográficas que tajean a mi desconsuelo.

Tengo su pija tatuada en el brazo, ¿entendes?
Tatuada en la frente, en la espalda, en la nuca,
Clavada en el pecho.
Es como un sable luminoso sith,
Una cuchilla de carnicero,
Un machete de campesino,
Es un saco de granizo quemándome toda la cosecha.

¿Qué fue lo que hice para terminar así? ¿Porqué me demoré tanto?
No te culpo, son las consecuencias de mis actos.

Qué puta que es la vida a veces.
Qué puta incogible enferma de sífilis y gonorrea que es la vida a veces.
¿Porque duele tanto respirar?

Estoy como un sorete atascado en la estrechez del ano
por media docena de nudos apretados en el intestino grueso.
Media docena de nudos en la garganta,
Media docena de nudos en el collar de macramé que algún día te tejí y que al rato perdiste en un río.
Y ya no me río.
Y ya no sonrío.
Y ya no sé quién soy.
Y no hay padre nuestro ni aves volando libres María,
Que rediman mis estúpidos pecados,
Y mis visibles cegueras.

Ya no hay Cristo en cuatriciclo a motor de dos tiempos
que venga de onda a escoltarme hasta el paraíso.

Ya no hay más presidentes latinoamericanos que quieran pagar mi deuda externa.
Ya no hay más gas natural comprimido que economice el costo de este interminable viaje.
Ya no hay más preservativos de vainilla que disminuyan el hedor a leche cortada.
Ya no hay más lotes libres para usurpar frente a la bahía.
Ya no hay más ascensores libres de vecinos chusmas, indiferentes y antipáticos en el edificio.
Ya no hay más hamsters haciendo girar la rueda de la alegría.
Ya no hay más paisajes donde me quiera fotografiar ni arcoíris que me surquen el rostro.
Ya no hay más nada que desee comparar.

Así es cómo aprendí que en el amor
a pesar de la experiencia
sigo siendo un boludo más.




San José Obrero

Hubo un día de Mayo,
ya no me acuerdo cual,
que se fugó del calendario.
Corriendo se fúe, iba desesperado.

Él era recordado todos los años
por el fallecimiento de no sé que santo.

Y ya estaba harto viste, porque él no había elegido "ser eso".
Él quería ser otra cosa.

Entonces se escapó y fue en busca de su verdadero destino,
cargado de valentía y optimismo.

Corriendo se fué ese día, iba desesperado,
porque si lo agarraban los agentes del orden
para toda la vida
lo iban a ser noche.

Calendario diseñado y dibujado por el "Carpo srv"

Conforme



Una vez conformado el universo.
Una vez conformado el planeta tierra.
Una vez conformados los continentes y los mares.
Una vez conformada la vida.
Una vez conformado el hombre y la mujer,
Una vez destruídas las comunidades y conformada la civilización,

Nos conformamos con comer, estuadiar, coger, cagar, trabajar y criar
una criatura aun más conformista e inducida a creer
en la eterna acumulación de bienes
para luego perecer en la completa ignorancia
de no saber adonde va
ni de donde carajos proviene todo esto.

Lo cierto es que..
todos los días aprendemos algo nuevo,
pero escasas veces algo fundamental.





Quizás

Puerto Colombia - Colombia


Quizás sea la tendencia constante de buscar de diferentes formas la libertad; 

quizás sea la rebeldía de no querer hacer con mi vida 
algo que contradiga mis ideales y pensamientos; 

quizás sea la necesidad de comunión con la naturaleza 
en sus distintos ecosistemas lo que me arrastre de los pelos hasta su encuentro; 

quizás no haya tenido más opción que hacer lo que estuve y estoy haciendo; 

quizás no me pese la soledad ni el exilio familiar y nacional 
porque hayo almas inquietas y seres de abundante empatía 
adonde mi espíritu se dirige; 

quizás no haya que cuestionarse tanto las cosas; 

quizás sueñe despierto todo el tiempo; 

quizás el romanticismo en que describo la vida sea una exageración; 

quizás alguien crea que la esté errando feo; 

quizás podría haber dedicado todos estos años a comprar un vehículo, 
formarme profesionalmente, casarme, ahorrar para construir una casa, criar un hijo; 

quizás es una palabra, quizás son cinco letras más un acento, 
quizás carece de sentido cuando no le brindo atención, 
quizás no existe, quizás ya murió. 

Así soy y así he sido, y no sé aun como seré, 
y eso no me quita el sueño, 
porque este fue mi sueño desde que tengo uso de razón. 
Así me imaginaba, así me soñé. 
Y por momentos puede llegar mi ser a estar más cerca de la locura que de la cordura, 
y eso también carece de importancia, 
porque esto es lo que soy, 
desnudo y vulnerable, 
alegre y curioso, 
frágil e inquieto, 
expuesto y compartido. 

Ésta es una simple gota de mi sangre, 
y si te he manchado te pido disculpas, 
no fue mi intención.




Pan y Circo

Circo del Tercer Mundo
 
  Una pancarta en la calle principal de la ciudad nos anunciaba. Claramente por eso regresamos a Juanjuí a trabajar. El pueblo quería Pan y Circo, y ninguno de nosotros los quería defraudar. Además era un lujo que nos paguen por hacer semejante desastre. Nos habíamos convertido en los payasos de la región, llendo de un boliche a otro para animar las noches de la selva peruana. No teníamos un número ensayado, disfraz decente ni maquillaje profesional, sin embargo nadie más se animaba a hacer "la hora loca" como se nos había ocurrido a nosotros. Quizás era eso, quizás era por lo bizarro que resultaba el acto en sí. 
    De cinco integrantes, tres teníamos la cabeza llena de rastas, un promedio completamente extraño para la nación, y al soltar las de Felmun de once años de longitud y al sostenerlas desde un extremo, el resto bailábamos el limbo debajo de ellas con entusiasmo juvenil. No eran necesarios los anuncios, tampoco convocar a los gritos. El círculo la gente lo armaba sólo, por el simple deseo de esquivar el contacto físico o visual con los "auténticos" decadentes. 
    La música elevaba la atmósfera psicodélica entre destellos de luces láser, los malabares volaban por el aire dibujando espirales ebrios, y no dejábamos de saltar ni un segundo tirando patadas de ninja desnutrido por doquier. 
    A ninguno nos importaba si la gente comprendía el show, o siquiera si disfrutaba lo que hacíamos en el medio de todas las miradas. No había tiempo para dar explicaciones. Algunos se reían, muy pocos participaban, y el resto parecían estar más asustados que las víctimas del muñeco Chuky. 
   Circo Internacional señoras y señores, sangre caliente con sabor a yerba mate. Tempera roja chorreando por la cara de los payasos, alegría de la buena, de la rica, de la más sincera. No cualquiera coloca su curriculum en este tipo de empresas. No cualquiera pone la cara sin usar careta. Según Ladislao éramos unos empíricos con poderes imbatibles, y nada nos era imposible. Para mí éramos eso, pero también unos mamarrachos subdesarrollados expulsando locura por la atmósfera charapa.
    Elaborábamos entre los cinco un encuentro frenético, sin pausas ni comerciales, durante sesenta minutos de corrido, hidratados únicamente con cerveza. No era una tarea fácil marcar tarjeta a las once de la noche para comenzar a trabajar a las tres de la mañana. La cordura había que dejarla colgada en algún perchero y a darle fruta hasta el fondo, que la licuadora quiebra el miedo.
 
La vida en la calle


Esther, la rata anarquista

    Alrededor de cuatro meses viajamos juntos por la selva peruana, esta sucursal de circo. Tres peruanos y dos argentinos. Al principio vendíamos grillos artesanales hechos a partir de las hojas de palma a precio voluntario; hacíamos malabares en frente de los semáforos y tan sólo uno exponía sus artesanías en las plazas. Siempre alquilabamos cuartos en las ratoneras, o sea en los hospedajes más económicos, que como dicen las malas lenguas podían tener ratones de mascota. Aunque jamás vimos uno. Vendedores ambulantes, ancianos abandonados, parejas disfuncionales, y seres de otro planeta, pero ratones jamás.
    Con las semanas nació improvisadamente la idea de hacer un número, un ruedo en la calle, con plástico y fuego volando por el aire y un acróbata dando giros interminables. Los primero intentos generalmente salen mal, mal organizados, mal recaudados, mal convocados. Sin embargo, no era el dinero la vara con la cuál medíamos el éxito, sino disfrutar de lo que hacíamos, entonces ganamos público y experiencia por insistencia. Un número tras otro, una plaza tras otra, un nuevo pueblo, una nueva ciudad. Nos harían creer que el esfuerzo valía la pena. El esfuerzo de matarnos de la risa en público jugando como niños.
   Un día un amigo local que era chofer de un mototaxi, nos propone hacer la misma función pero dentro de un boliche, donde justamente nos encontrábamos. Él notaba que adonde íbamos resaltábamos del montón, no por derrochar sensualidad ni mucho menos, sino por ser foráneos y de aspecto diferente. Ya teníamos un gran punto a favor, entonces hablamos con el encargado del local, y éste aceptó pagarnos con bebida y dinero para que realicemos el show la otra semana. Y de esa manera inició la mini gira del circo Cara rota por el norte peruano. Un boliche por noche, íbamos de uno a otro porque se corría la voz y la propuesta agradaba.




  Un día llegamos a conversar con Ladis adentro de un complejo hotelero, con piscina y boliche de dos pistas, bebiendo cerveza con el dueño del feudo, sin saber que el tipo era narcotraficante y esa fortuna venía del polvo blanco. Al tipo le caímos bien por el Che Guevara y Maradona, o sea por ser argentinos. Estaba completamente ebrio, apenas entendíamos lo que nos contaba, e insistía en que quería pasear con su moto chopera por la zona residencial. Por fortuna su compañera, le freno la demencia y tambaleando nos escapamos de ahí. Al día siguiente cuando regresamos con el resto de los payasos para hacer la función, el tipo ni se acordaba quienes éramos y para colmo le subió una buena dosis de paranoia por la médula. Entonces con actitud de búfalo nos mandó al vientre de donde salimos mientras le hervía la sangre entre las venas. Un empleado lo tranquilizó, y le explicó con calma que no éramos ni oficiales encubiertos, ni policías antinarcóticos ni nada parecido. Y como los actos valen más que las palabras, extrajímos los juguetes de las mochilas e hicimos malabares de frente de la pileta, a la vista de todos. Recién ahí nos creyó. Acto seguido nos invitó un par de cervezas y expulsamos un atorado suspiro de alivio.

   Así fueron más o menos los meses de circo callejero con esta familia. Con más noches que días, con más ríos que duchas, con más compañía que soledad. Una familia binacional de muy buena conducta, de risas estalladas y anécdotas difíciles de creer. Hasta que nos separamos por perseguir diferentes rumbos, y con algunos nunca más nos volvimos a ver.

Pechón y su arte

Recibo de sueldo

Río de Juanjuí - la ducha diaria con jabón y shampoo


Colectivos peruanos



Transiciones en el Amazonas

Mono leoncito siendo alimentado en el barco

"Quién toca el fuego de un indio, se incendia a sí mismo"

Don Juan


    Luego de un mes y medio, entre la selva y la ciudad de Iquitos, decidí continuar viaje con rumbo a Ecuador. Esta vez por vía fluvial. Comenzaba la época de lluvia y el brote de fiebre amarilla, malaria y dengue ya se hacía notar en la ciudad. Ya algunos viajeros extranjeros estaban cayendo con síntomas y malestares en las articulaciones en el hospital, por lo tanto consideré que el cambio de estación era la excusa perfecta para salir de ahí, corriendo. Las lluvias eran calurosas pero intensas.
    Después de ser deportado dos veces de Ecuador y pasar un total de doce noches encerrado en diferentes celdas (por hacer malabares en la vía pública siendo extranjero), volvería a intentarlo con mentalidad triunfadora. Flora, una chica de Francia me acompañaría en ese trayecto de ocho días de barco por la Amazonía, navegando por el río Napo hasta la frontera de Pantoja.
    A mitad de camino nos quedamos dos semanas en Santa Clotilde, un pequeño poblado indígena y criollo a la vera del río, donde una amable familia nos brindó las comidas diarias y un sitio donde colgar las hamacas. Mientras nosotros les dábamos una mano con las faenas de la casa y hacíamos algunos trabajos más pesados. Allí los niños correteaban libremente por los montes con pequeños monos en sus hombros de mascota. En vez de tener bicicletas paseaban y pescaban utilizando piraguas de una sola pieza, es decir con un trozo de tronco quemado y calado por dentro elaborados con herramientas artesanales. Abundaban las exóticas frutas tropicales; y allí degusté por primera vez la ingesta de gusanos del tamaño y el color de un ñoqui estando los bichos vivos, ellos los comían como si fueran golosinas; y me emborrache un par de veces bebiendo tubérculos fermentados (masato) y licor de maíz (chicha) con las familias de los indios nativos. Bebían tanto los jóvenes, como los adultos y los ancianos  riéndose siempre a carcajadas. Fue la gente más bella, jovial y relajada que conocí en mi vida. Nativos de espíritu sano, pocas palabras, de gran curiosidad y generosidad descabellada.
    Luego, al retomar el viaje en barco ingresamos al Parque Nacional Yasuní al atravesar la frontera con Ecuador, junto al oficial de migraciones, un policía, un alemán, una italiana y un español. La piragua era una ensalada internacional. Allí conocí a los delfines rosados y cantidad de tortugas de río nadando en un majestuoso santuario de vida libre y salvaje.





    En esa oportunidad ingresé al país con los papeles migratorios en regla, ya que la única computadora del puesto fronterizo la tenían averiada y no había forma de conocer mis antiguas deportaciones.
    Sin notarlo estaba comenzando a materializar lo imaginado y eso me brindaba una completa e indescriptible Libertad.

Flora


Nativos de Santa Clotilde


Tan sólo decía


Brasil es uno de los mayores productores de alimento del mundo,
pero el cuarto de su población aún sabe lo que es pasar hambre.

Brasil es el país con más selva del mundo y también el que más deforesta.

Brasil es el quinto país en extensión territorial del planeta,
y tiene el 75% de su población compactada en las ciudades.

De la exuberante mata atlántica, un ecosistema regional,
restan apenas un 7% de su cobertura original.

Algunos datos, por así decirlo  que describen el actual modelo de “progreso” 
de otro país latinoamericano que está entrando en crisis económica.
Se produce mucho, pero se concentra en pocos.

No le den mucha bola a lo que describo,
que tan sólo soy un loco, 
sucio, tonto y despeinado
que abandono la Universidad.



Mega marionetas del Museo del Mar - Brasil



Más turbado que nunca

Todos lo hacen 
sin distinción de edad ni de clases.
Muchos y muchas 
no quieren admitirlo
ni hablar de ello.

Llegó la era del viento 
de la confesión.
Habrá que dar un paso al frente
ante el juzgado.

No es un delito,
darse placer.

No es un crimen,
masturbarse.

Buscar la sinceridad adentro de uno mismo
aunque el mundo siga siendo
demasiado pelotudo 
como para comprenderlo,
es sin dudas, 
una virtud.


Tabay - Venezuela



Fronteras y trámites migratorios

  Actualmente, se estima que el número de migrantes internacionales oscila entre 185 y 192 millones. Esta cifra representa el tres por ciento de la población mundial. Casi la totalidad de los países se ven afectados por el fenómeno de la migración internacional, ya sea como países de emigración, de inmigración, de tránsito, o incluso los tres a la vez. 
    La migración internacional se ha convertido en una característica intrínseca de la globalización.



   Un migrante internacional es una personas que vive temporal o permanentemente en un país del cual no es nacional. El termino se refiere a los casos en los que la decisión de emigrar ha sido tomada libremente por el individuo en cuestión, sin la intervención de factores externos. Por lo mismo, los migrantes se diferencian de los refugiados y solicitantes de asilo. Migrar es un Derecho, migrar necesariamente no se produce de países pobres hacia países ricos, ni de sur a norte. Migrar es un hecho histórico y el humano lleva migrando durante miles de años sobre el planeta Tierra. Es más,como especie el humano ha estado más tiempo circulando estacionariamente que residiendo en un sitio en particular. 
    Migrar constantemente dentro de Argentina con aparentes ideales libertarios o de labor intermitente lleva el apelativo histórico de vagabundo, croto o linyera. Desde la década del 60` del siglo pasado en adelante, ha tomado la denominación de hippie,  y desde los 80` mochilero a la persona que elige temporalmente la errancia como factor motivacional de vida. También en otras naciones se los ha conocido como truhanes, hobos, wanderer. El movimiento constante y la vida al iare libre deben ser quizás los único factores que emparenta hasta la actualidad a todos.
 
    Mover quizás para escapar del trabajo permanente,de la propiedad, del patrón, de la ley; mover para cambiar algo, mover para conocer otros sitios, y finalmente llegar a conocerse a uno mismo.
    Los motivos y las formas de hacerlo son variadas, ya que no hay reglas en esta forma particular de busqueda de libertad. Y esta última palabra es la que marca la diferencia, migrar no sólo en busca de mejores condiciones de vida o de trabajo, sino migrar porque se te da la gana, migrar para cambiar constantemente de escenario, migrar para vivir al aire libre, migrar para aprender otras costumbres, migrar para enamorarse de otras personas y otros sitios, migrar para soltar el pasado, migrar para ser de cierta forma un poco más libre. 
    Sean cuales fueran las causas, las consecuencias y las formas que generan y producen el movimiento, han sucedido cambios históricos en la legalidad de la permanencia del migrante internacional. Además de estar privatizado el terreno social y natural, el cruce de una frontera nacional a otra obliga al migrane a cumplir ciertos plazos y requisitos. El hecho es que, por ejemplo en tierras americanas han aparecido las fronteras políticas tal cual las conocemos hoy en día hace un poco más de doscientos años, y en la actualidad con rigurosos controles y leyes las naciones definen cuanto tiempo uno puede residir en tránsito en la extensión de cada territorio.  
    Migrar es un Derecho. Sin embargo, para trabajar en el extranjero en todos los países es obligatorio tramitar una visa de empleo, o sea pagar un permiso para estar habilitado a trabajar. De lo contrario, el errante al cruzar una frontera pasa a ser instantaneamete un turista, o sea un visitante que debe llevar dinero en el bolsillo para costear sus gastos de trasporte, comida y asilo. Tres meses será el máximo permitido en esta modalidad y podrá recurrir, en la mayoría de las naciones pagando un arancel, a tres meses más permanencia al año. Después será cuestión de qué agilice sus trámites de residencia, o se retire de la nación. Sin embargo, es posible hacer dinero en el camino, o simplemente conseguir refugio y alimento sin prescindir del metal. También es posible permanecer con la boca cerrada y con cara de disimulo aún cuando el tiempo estimado haya caducado. Y ese fue mi caso en varias naciones. 
    Tanto en Perú, como en Ecuador, Colombia, Venezuela y Brasil, caducada mi condición de turista trimestral no hice demasiado barullo para continuar viviendo como extranjero. 
    
   En Perú por cada día que uno se excede debe pagar un dolar. O sea, siete días de exceso equivaldrían a siete dolares de multa. A dicho país le quede debiendo alrededor de 180 dolares. El oficial de migraciones de la frontera me dijo lo siguiente: "si no tiene el dinero no puede egresar legalmente del país, pero nadie puede impedirle que se vaya de aquí". Acto seguido, al estar en una frontera amazónica me subí a una piragua a motor y crucé a Ecuador. No tenía el sello de salida, sin embargo la computadora de registro no les funcionaba, así que me dejaron ingresar libremente, con 3 meses de permanencia.
    En Ecuador además de ser deportado dos veces, conseguí ingresar por tercera vez. Al salir estaba con los días vencidos. De todas maneras quince minutos más tarde, luego de firmar una planilla protocolar conseguí salir sin ningún drama.
    En Colombia me excedí seis meses más de lo permitido. En la frontera un sólo oficial se puso rígido con la cuestión y no tuvimos ( junto a María y Carlos ) más que aguardar seis horas en la sala de espera, hasta firmar una planilla de autodeportación, la cuál aclaraba que no podíamos volver a ingresar al país en los próximos dos años. 
    En Venezuela permanecí cinco meses más de lo permitido. En el aeropuerto de La Guayra tan sólo me fastidiaron un poco por no poseer pasaporte, tan sólo DNI, y porque la foto carnet estaba tan húmeda que mi rostro era una mancha borrosa e indescifrable. Al llegar a Argentina el jefe de migraciones me regañó por la misma cuestión, pero no hubo ningún drama.
    En Brasil permanecí seis meses más de lo permitido. En la frontera terrestre con Uruguay tampoco me retrasaron mucho. Cómo en la entrevista que le hicieron a Marita se descubrió nuestros largos años de ruta y trabajo callejero e informal no hubo demasiada demanda a la hora de exigir el pago de 840 reales de multa ( a cada uno ). Además de permitirnos salir de país al instante nos condonaron la multa, y por lo tanto podemos regresar cuando queramos. El pasado pisado. 

    Así es como me funcionó a mí la cuestión migratoria, políticamente hablando. En Paraguay, Bolivia y las dos veces que fuí a Uruguay respeté el tiempo de permanencia por estar viajando más rápido. La bicicleta tan sólo fué escaneada en la aduana en dos ocasiones en particular. Una en la frontera entre Paraguay y Argentina de Encarnación-Posadas, donde no se permite cruzar pedaleando el puente internacional y se debe tomar un tren. La otra fué en el aeropuerto de La Guayra de Venezuela. 
     Las fronteras terrestres secas no se inmiscuyen en lo más mínimo en el equipaje de un ciclista. 

El último suspiro

No hay alarmas que brinden seguridad,
ni vestimentas que oculten nuestro espíritu.
No hay enemigos esperando el ataque desde una trinchera,
ni dificultad que no sea superable rindiendo cuentas con el karma.

Los árboles mueren de pie y en silencio.
Los animales gimen al soltar su último aliento.
Los humanos, en su mayoría lloran y sufren antes de estirar las patas.

Cuando una vida está naciendo,
otra al instante se acaba.

Sao Francisco de Sul - BRasil

São Francisco do Sul

El día de llegada

  
  Las playas de Brasil tienen ese encanto de pureza virginal, de hábitos perezosos y conexión con el más allá, con el más allá del mar. ¿Cómo evadirle a la idea de quedarse unos meses de relajo alquilando una casita en la playa, recolectando moras y haciendo dulce, tomando baños cada vez que uno lo desea, trabajando de frente a la brisa marítima?. O más bien, ¿para qué evadirle a esa idea si es posible hacerla real? Entonces en Sao Francisco do Sul, primera isla (que ahora es península) a la cuál llegamos, decidimos frenar las piernas. Por el valor de 400 reales mensuales nos instalamos en un kitinete, o sea, una pequeña vivienda amueblada, con comedor-cocina, habitación y baño separado. Cómo estábamos a 700 metros de una reserva natural con vegetación tropical, la visitaba con frecuencia para extraer lianas (sipo) y utilizarlas para luego hacer cestos, canastas, posa ollas, lámparas y casitas para pájaros (sin puerta de encierro). Después en la avenida de la costanera íbamos a colocar las artesanías sobre dos mesas y pronto, vida económica resuelta. Además surgió el trabajo de pintar aberturas, una casa, nuestro kitinete y un baño. Dejando en claro que los brasileros son buenos anfitriones y en su mayoría agradecen el poder compartir con extranjeros. Cuestión que no en todos lados sucede.





    La isla había sido históricamente habitada por los Carijós hasta la llegada los franceses en primera instancia y luego por un grupo de españoles. Tiempo después desembarcarían los portugueses. Entre idas y vueltas, la creación de un centro de aislamiento para leprosos, convivencias con los nativos y su futura aniquilación, se funda la primera villa en el sitio, que justamente es la tercera en ser fundada en todo el Brasil. 
   Debido al interés continuo en conservar el centro histórico, aun hoy es posible vislumbrar su infraestructura de casi 500 años de antigüedad.    
    Y allí en esa isla de morros, playas colmadas de surfistas, playas calmas como piscina sin orillas, nos quedamos cinco meses. Mis padres nos visitaron una semana en febrero, nos reencontramos con unos amigos que viven en Misiones y luego de finalizar el carnaval continuamos viaje. Quedaran amistades, caminatas por los morros, guitarreadas, y paseos nocturnos por la arena a disposición en el archivo de la memoria para siempre.



Reciclando las verduras que iban a la basura

Cestos

Pan y dulce de mora, todo casero

Casita de pájaro