Hipopótamo rosado de plástico

Santa Clotilde - Amazonía peruana

 "Levántense las faldas del vestido señoras, porque vamos a cruzar el infierno"

William Carlos Williams


Lamer los húmedos pliegues de tu entrepierna era más delicioso
que devorar una docena de empanadas salteñas después de una semana de ayuno.

Danzo con lobos alrededor de una fogata y te hago el amor como una hiena salvaje.
No hay sábanas mi dulce presa, que permitan ocultar tu silueta de los colmillos de mis deseos.

Besar las esponjosas nubes de tu cielo electrocuta el líquido caliente de la atmósfera
y las penas se vuelven un charco lodoso de olvido.
Tu saliva es la crema de mi café con chocolate.

Yo no sé como hiciste, pero con un avioncito de papel glasé me derribaste las dos torres gemelas.
Yo no sé como hiciste, pero disparando pétalos de dulces fragancias me aniquilaste el ejército entero.

Soy el protagonista de tu novela mexicana,
trafico ilusiones y contrabandeo caricias en tu espalda.
Permitime ser violento tan sólo un instante,
quiero golpear las inhibiciones con un fierro oxidado en la cara,
y patear con esmero la ética religiosa del sexo.

Seamos la libertad naufragando en el inagotable mar del placer,
y no busquemos las orillas,
dejemos que las olas guíen ciegamente cada movimiento, cada beso, cada succión cálida.

La verdad es que yo no estoy pensando en vos,
sabes muy bien que estoy enfermo.
Hoy me olvide de tomar la pastilla.
No, no estoy pensando en vos.
Esta noche le voy a hacer el amor a un hipopótamo rosado de plástico
en la ducha donde lavo la moral de mi consciencia.

En la imaginación no habitan las fronteras.
En la imaginación mi corazón no es de hielo.
Cuando estés dispuesta aproxímate al encuentro
que con placer te invito a romperme la escarcha.




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