Gitana en pomada

Me tomó, o más bien, me bebió por sorpresa una vieja gitana afuera de una estación de servicio de Santa Rosa, La Pampa. Entonces ella me habló así:
- Dos amores están en pugna por vos, y una tiene un hijo. - nada que ver, pensé.
- Tenés un dolor agudo en la espalda.
- La verdad que no.
- Entonces en la zona lumbar.
- Tampoco.
- Cuida tu empleo.
- Si supiera como vivo. No tengo empleo fijo.
- Te hace falta más amor - me dijo a lo último.- Y para eso te vendo esta pomada. Entonces extrajo un pote verde de una bolsa.
- Muchas gracias madre, pero en este momento amor me sobra - le dije alegre, y alargue los brazos para atrapar su fisonomía envuelta en trapos coloridos de feria americana. Bebió mis palabras a fondo blanco y su maquillaje rosa mutó al violeta al recibir el abrazo inesperado.
- Soy más brujo que las brujas de la luz eléctrica madre, pero como me pide de esa forma, le voy a dar algo. Espere que voy al baño.

 Cagué sonriendo, y al salir le dí a la gitana el dinero que consideré que valía su graciosa magia laboral. Porque no cualquier desconocido te saca una prolongada sonrisa con tan pocas palabras .



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