Desayunando una ilusión

    Bien temprano Aramis apronta el matecito. Enchufa la pava eléctrica mientras ahorra tiempo para lavar las pesadillas de su cara. Los tres perros nuevamente cagaron el piso de parqué y los orines envician el comedor con un aire nauseabundo, que por más que uno quiera evitar, nebuliza inalámbricamente con ambos pulmones.
    Como la pava es adulta, avisa solita que el agua esta pronta para humedecer la yerba. Luego de envolver los soretes caninos con servilleta de papel a modo canapé, Ara prepara sus primeros mates.
Le canta al Globo, su pasión quemera, unos ritmos tribuneros para comenzar la mañana y así se termina de despavilar un barrio entero. A buscar empleo, a no perder las monedas ni la esperanza. Para eso se levanta, mientras ceba unos mates bien amargos de frente a una pantalla. Arroja curriculums por internet como si fueran papel picado. La yerba del supermercado chino llegó hasta sus manos. Y que va a saber Ara que al tarefero que cosechó esa yerba en algún monte de Misiones, le pagan $200 por trabajar de sol a sol, y ese mismo hombre es trasportado cada día en un camión jaula junto a sus compañeros, donde luego regresarán recostados sobre bultos de hojas verdes, sudados y con las palmas curtidas de trabajar sin guantes.

Qué sabrá Aramis de Misiones?
Qué sabrá Parque  Patricios del monte? 
Qué sabrán en Misiones de la vida en la capital?

Los productos deambulan libremente por las rutas del comercio, mientras los noticieros sólo hablan de la inseguridad, criminalizando preferencialmente a la pobreza.

De dónde vienen los productos que consumimos y cuanto le pagan al pueblo que los produce?
De eso no se habla, los medios de comunicación eligen el misterio.

Se acaba el agua del termo, llegó la hora de pasear a los perros 
por la alfombra de boldosas del barrio porteño.

Más tarde tendra que olfatear una bolsa cortada a cuchillo
y ducharse adentro de un tonel de vino 
para mantener toda la noche 
el espíritu despierto.

Tendrá que prepararse 
para gritar canciones de cuna en la cancha 
y putear al bebé que nació en la panza ajena.

Esta noche juega Huracán, 
y tanto en el monte como en la capital
lo último que se pierde,
aunque haya poco y nada,
 es el ánimo de triunfar.

San Pedro - Misiones


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