Cuernos de ciervo

Te observo con el silencio
de un cielo despejado
de nubes, rayos y egos.

Advierto que intuis que estoy adentro,
y eso que mi reflejo no lo proyecta ningún espejo.

Soy tu otro yo,
la porción más inquieta de tu ser,
la rodaja más dulce y esponjosa
de la torta
que te constituye.

Abandona tus ideas,
suelta cada pensamiento,
el aire nunca fue tan denso.

Libera la rigidez que te mantiene cuerdo,
sabes bien que te sostengo cuando estas durmiendo.

Volvamos al bosque,
adentro del lago no se advierte el calor del incendio.
Acaricia la superficie liviana del agua,
y conviértete nuevamente en rey
con tus imponentes cuernos de ciervo.

Si nos organizamos
el humano sucumbirá
y de las cenizas de su imperio
renacerá el espíritu comunitario de nuestros ancestros.

Cuadro del interior del Castillo de Piria - Piriápolis - Uruguay



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