Pañuelos verdes

Algo me hace caer en cuenta porque se organizan tantas mujeres.
Y porque las tetas bailan libres,
y porque se reúnen sin invitar hombres,
y porque gritan y lloran sus demandas y reclamos,
y porque luchan por leyes que permitan su libre decisión,
y porque están cansadas de tanto abuso,
y porque exigen igualdad de condiciones laborales,
y porque se niegan a agachar la cabeza,
y porque ya no se bancan más que les digan cualquier estupidez en la calle,
y porque demuestran que tienen poder cuando el grito las une,
cuando el grito ya no las ahoga más,
cuando el grito hace temblar las paredes de nuestras impuestas tradiciones patriarcales y religiosas.

Observo las desmesuradas muchedumbres
y no puedo hacer más que aplaudirlas.

La hipocresía debe ser enterrada,
la complicidad debe ser condenada,
y nuestro amor debe florecer desde la empatía cotidiana.

Nacimos de un hombre y una mujer,
por lo cuál estamos constituidos en partes iguales.
No hay superioridad, no hay sexo débil.
Somos el complemento perfecto que nutre la vida.

Ama a un hombre,
ama a una mujer,
ama a quién sea.
El amor siempre es fecundo.

No todos los hombres son machirulos,
no todos te van a engañar o faltar el respeto.
Y si alguno utiliza el pañuelo verde es porque quizás apoya a su manera tu lucha,
¿y si así lo siente acaso esta mal?
Y esto lo dice alguien que no usa pañuelos porque ni siquiera compra ropa.
Antes de tirar una piedra fijate a quién se la arrojas.

Quiero que te sientas libre, loca, linda y alegre.
Quiero que te sientas libre, loco, lindo y alegre.
Y si no me entendiste, por lo menos me quedo contento que me leíste hasta acá.



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