Somos esa naturaleza violenta de múltiples colores
que responde inconscientemente a un orden mayor.

A nada le damos sentido
salvo a nuestras emociones.

Una cachetada en la infancia,
la vamos a llevar puesta toda la vida.

Exigimos amor
brindamos en cómodas cuotas perdón
y escodemos el anillo de oro
en los bolsillos.

Tenemos un espíritu salvaje
invisible a los ojos de la razón.

Explotamos de vida
mientras jugamos a la escondidas
con la muerte.

Le declaramos la guerra a todas las especies
y nos autoproclamamos seres pacíficos.

Aquello que el humano considera una catástrofe
es para el universo
equilibrio

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