Aprendí a leer gracias a un pelotazo en la cara


Aprendí a compartir gracias a una patada en las bolas

Aprendí a caminar gracias a una cachetada bien puesta.


Los viejos dicen que aprendemos a los golpes,

y los jóvenes afirman que al tener memoria de nuestra vida pasada,

lloramos al nacer.

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