Tragar lágrimas

Contar el cuento, desatar el nudo de la corbata, 
y escupir el moco contra el espejo. 

Lubricar los sentimientos que se atascan en el orificio de la vergüenza. 
Si el agua no fluye, los peces se ahogan. 
Si la rama del árbol genealógico se seca, merece una poda. 

Hay heridas que no cicatrizan. 
Dolores que parten como un rayo. 
Tristezas que son más profundas que un cráter lunar. 

Hay consejos que no serán escuchados. 
Cristales salados imposibles de secar. 

Hay muerte en cada ausencia 
y sangre en los silencios. 

Sin dudas, 
tragar lágrimas 
no es una buena técnica 
para solucionar problemas.


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